Alfonsina Storni
Dolor
Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielo puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.
[...]
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
[...]
Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.